miércoles, 8 de junio de 2011

Conclusiones generales (y III)

Por último, en cuanto a estilos de vida, la investigación nos ha reforzado en el convencimiento de que redes sociales como Tuenti son, en muchas ocasiones, para los chicos y chicas de la Generación Net, lo que las plazas, los parques, los polideportivos o las salas de videojuegos eran para la gente de nuestra generación. En breves palabras, un lugar para la socialización fuera del horario académico que, además, presenta otras ventajas concluyentes para los JUM como el ahorro de dinero que supone en las comunicaciones con otros contactos, el seguimiento de asuntos de interés divulgados públicamente o su idoneidad como escenario para desarrollar y conversar sobre asuntos académicos.

En este sentido, los JUM consideran hoy en día que hacerse una cuenta en Tuenti, por poner un ejemplo, es una decisión indispensable para mantenerse conectado o conectada a los grupos de amistades. ¿Qué pasaría si no tuvieras Tuenti?, preguntamos a Diana. “Preferiría que no pasara, porque todos los días entro en la página para chatear con mis amigos”. Como sentenciaban Ángel Barbas y César Bernal en el libro „Conectados en el ciberespacio‟, “la relación a través de Tuenti es una prolongación de las que tienen con sus amigos y amigas de la vida real”.

Incluso, hemos comprobado que, algunas veces, la decisión de entrar en Tuenti no es tomada por el propio usuario/a, sino, como en el caso de las dos informantes con las que contactamos, son sus amigos los que toman la decisión por ellas y las incitan a utilizar la misma herramienta comunicativa. Por tanto, intuimos que el hecho de que todos los amigos tengan perfil en Tuenti y utilicen frecuentemente el chat o publiquen comentarios en los espacios personales de otros contactos es visto como algo fundamental para reforzar el sentido identitario del grupo y de las personas que forman parte de él. Lo mismo se puede decir de las fotos, la otra gran actividad que hemos detectado en el uso que hacían de Tuenti las dos jóvenes universitarias. Ahora, entre los JUM, no sólo es importante hacerse fotos con los amigos para reforzar sentimientos como la autoestima o el compañerismo, sino que también es vital el hecho de publicarlas, etiquetarlas y comentarlas en estos entornos digitales. De lo contrario, probablemente terminarán como aquellas que guardábamos, cuando aún no existía la fotografía digital, en los cajones de nuestra casa y esperaban la llegada de alguna visita para entrar en escena.

En definitiva, podemos concluir que la comunicación de los JUM en las redes sociales y, más concretamente en Tuenti, evidencia de forma multimedia muchas de las particularidades generales asociadas a esta generación; entre otras, la transmisión veloz y emirec de información, la realización de “procesos y multitareas paralelos”, “el trabajo en red” o la preferencia por la imagen mencionada por Marc Prensky. Sin embargo, pese a los riesgos inherentes a un proceso excesivamente volcado hacia la satisfacción inmediata de las necesidades comunicativas y también hacia el aspecto emotivo, no debemos condenar estos nuevos usos del lenguaje, ya que son tan legítimos como otros, incluso más pobres lingüísticamente hablando, que ya existían en nuestra sociedad antes de la llegada de internet y, lo que es más importante, cumplen una función básica: la de servir de forma de expresión de las nuevas generaciones. Con sus puntos débiles, como el peligro de propagar usos informales del lenguaje a otros ámbitos, pero también con fortalezas tales como la creatividad, la interactividad y el enriquecimiento que supone manifestarse en una gran variedad de formatos.

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