Generación Net
sábado, 11 de junio de 2011
Cerrado (pronto) por vacaciones
miércoles, 8 de junio de 2011
Conclusiones generales (y III)
Por último, en cuanto a estilos de vida, la investigación nos ha reforzado en el convencimiento de que redes sociales como Tuenti son, en muchas ocasiones, para los chicos y chicas de la Generación Net, lo que las plazas, los parques, los polideportivos o las salas de videojuegos eran para la gente de nuestra generación. En breves palabras, un lugar para la socialización fuera del horario académico que, además, presenta otras ventajas concluyentes para los JUM como el ahorro de dinero que supone en las comunicaciones con otros contactos, el seguimiento de asuntos de interés divulgados públicamente o su idoneidad como escenario para desarrollar y conversar sobre asuntos académicos.
En este sentido, los JUM consideran hoy en día que hacerse una cuenta en Tuenti, por poner un ejemplo, es una decisión indispensable para mantenerse conectado o conectada a los grupos de amistades. ¿Qué pasaría si no tuvieras Tuenti?, preguntamos a Diana. “Preferiría que no pasara, porque todos los días entro en la página para chatear con mis amigos”. Como sentenciaban Ángel Barbas y César Bernal en el libro „Conectados en el ciberespacio‟, “la relación a través de Tuenti es una prolongación de las que tienen con sus amigos y amigas de la vida real”.
Incluso, hemos comprobado que, algunas veces, la decisión de entrar en Tuenti no es tomada por el propio usuario/a, sino, como en el caso de las dos informantes con las que contactamos, son sus amigos los que toman la decisión por ellas y las incitan a utilizar la misma herramienta comunicativa. Por tanto, intuimos que el hecho de que todos los amigos tengan perfil en Tuenti y utilicen frecuentemente el chat o publiquen comentarios en los espacios personales de otros contactos es visto como algo fundamental para reforzar el sentido identitario del grupo y de las personas que forman parte de él. Lo mismo se puede decir de las fotos, la otra gran actividad que hemos detectado en el uso que hacían de Tuenti las dos jóvenes universitarias. Ahora, entre los JUM, no sólo es importante hacerse fotos con los amigos para reforzar sentimientos como la autoestima o el compañerismo, sino que también es vital el hecho de publicarlas, etiquetarlas y comentarlas en estos entornos digitales. De lo contrario, probablemente terminarán como aquellas que guardábamos, cuando aún no existía la fotografía digital, en los cajones de nuestra casa y esperaban la llegada de alguna visita para entrar en escena.
En definitiva, podemos concluir que la comunicación de los JUM en las redes sociales y, más concretamente en Tuenti, evidencia de forma multimedia muchas de las particularidades generales asociadas a esta generación; entre otras, la transmisión veloz y emirec de información, la realización de “procesos y multitareas paralelos”, “el trabajo en red” o la preferencia por la imagen mencionada por Marc Prensky. Sin embargo, pese a los riesgos inherentes a un proceso excesivamente volcado hacia la satisfacción inmediata de las necesidades comunicativas y también hacia el aspecto emotivo, no debemos condenar estos nuevos usos del lenguaje, ya que son tan legítimos como otros, incluso más pobres lingüísticamente hablando, que ya existían en nuestra sociedad antes de la llegada de internet y, lo que es más importante, cumplen una función básica: la de servir de forma de expresión de las nuevas generaciones. Con sus puntos débiles, como el peligro de propagar usos informales del lenguaje a otros ámbitos, pero también con fortalezas tales como la creatividad, la interactividad y el enriquecimiento que supone manifestarse en una gran variedad de formatos.
En este sentido, los JUM consideran hoy en día que hacerse una cuenta en Tuenti, por poner un ejemplo, es una decisión indispensable para mantenerse conectado o conectada a los grupos de amistades. ¿Qué pasaría si no tuvieras Tuenti?, preguntamos a Diana. “Preferiría que no pasara, porque todos los días entro en la página para chatear con mis amigos”. Como sentenciaban Ángel Barbas y César Bernal en el libro „Conectados en el ciberespacio‟, “la relación a través de Tuenti es una prolongación de las que tienen con sus amigos y amigas de la vida real”.
Incluso, hemos comprobado que, algunas veces, la decisión de entrar en Tuenti no es tomada por el propio usuario/a, sino, como en el caso de las dos informantes con las que contactamos, son sus amigos los que toman la decisión por ellas y las incitan a utilizar la misma herramienta comunicativa. Por tanto, intuimos que el hecho de que todos los amigos tengan perfil en Tuenti y utilicen frecuentemente el chat o publiquen comentarios en los espacios personales de otros contactos es visto como algo fundamental para reforzar el sentido identitario del grupo y de las personas que forman parte de él. Lo mismo se puede decir de las fotos, la otra gran actividad que hemos detectado en el uso que hacían de Tuenti las dos jóvenes universitarias. Ahora, entre los JUM, no sólo es importante hacerse fotos con los amigos para reforzar sentimientos como la autoestima o el compañerismo, sino que también es vital el hecho de publicarlas, etiquetarlas y comentarlas en estos entornos digitales. De lo contrario, probablemente terminarán como aquellas que guardábamos, cuando aún no existía la fotografía digital, en los cajones de nuestra casa y esperaban la llegada de alguna visita para entrar en escena.
En definitiva, podemos concluir que la comunicación de los JUM en las redes sociales y, más concretamente en Tuenti, evidencia de forma multimedia muchas de las particularidades generales asociadas a esta generación; entre otras, la transmisión veloz y emirec de información, la realización de “procesos y multitareas paralelos”, “el trabajo en red” o la preferencia por la imagen mencionada por Marc Prensky. Sin embargo, pese a los riesgos inherentes a un proceso excesivamente volcado hacia la satisfacción inmediata de las necesidades comunicativas y también hacia el aspecto emotivo, no debemos condenar estos nuevos usos del lenguaje, ya que son tan legítimos como otros, incluso más pobres lingüísticamente hablando, que ya existían en nuestra sociedad antes de la llegada de internet y, lo que es más importante, cumplen una función básica: la de servir de forma de expresión de las nuevas generaciones. Con sus puntos débiles, como el peligro de propagar usos informales del lenguaje a otros ámbitos, pero también con fortalezas tales como la creatividad, la interactividad y el enriquecimiento que supone manifestarse en una gran variedad de formatos.
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Conclusiones generales (y II)
No obstante, los resultados observados en la investigación que llevamos a cabo nos instan a ser precavidos a la hora de formar un juicio final con respecto a la capacidad comunicativa de las nuevas generaciones. Aceptando que los jóvenes tienen en su mano una comunicación mucho más rica, heterogénea e interactiva (en los dos sentidos, como emisores y receptores) que la que existió en décadas anteriores, no podemos negar el hecho de que la etiqueta de nativos digitales que reciben estas personas no siempre quiere decir que sean alfabetizados digitales.
De hecho, las dos informantes a las que entrevistamos reconocieron que no habían creado nunca un blog personal, ni habían hecho uso de otras herramientas como marcadores sociales o wikis. También es significativo que su principal ocupación dentro de Tuenti sea hablar a través del chat interno de la plataforma, lo que sin duda nos sugiere que se „conforman‟ con la opción más sencilla de comunicación, en la que básicamente sólo han de escribir e insertar algún emoticono. Curiosamente, y salvando las diferencias entre diferentes carreras universitarias, las conclusiones de nuestra investigación nos hicieron recordar otras que habíamos analizado a lo largo de esta asignatura, como la de un profesor de Periodismo9 que, tras realizar una encuesta entre sus alumnos, observó que la gran mayoría de sus alumnos usaba internet “para bajar música, series o pelis, y para chatear” y que las aplicaciones informáticas más recurrentes eran Emule, Messenger y Word.
A pesar de que la competencia digital forma parte desde hace unos años de los cometidos que ha de cumplir la Educación Secundaria Obligatoria, muestras como las que hemos citado desmitifican, en parte, la creencia de que los JUM saben manejar de forma avanzada las tecnologías por el simple hecho de haber nacido y crecido entre ellas. Que dos estudiantes universitarias como las que hemos entrevistado declaren que no han experimentado nunca con otras herramientas que no sean Tuenti o Facebook nos debe hacer reflexionar sobre la necesidad de emprender un verdadero cambio en la forma de enseñar las nuevas tecnologías dentro de la educación. Por su puesto, es imperativo que las nuevas generaciones sepan controlar las TIC y sus respectivos lenguajes técnicos, pero, en nuestra opinión, creemos que ha de ser incluso más prioritario fomentar una actitud crítica y reflexiva que lleve a los estudiantes a servirse de las potencialidades de cada una de esas aplicaciones y a pasar de escribir simplemente en la red a transformarla desde un enfoque tecnosocial. ¿De qué sirve que los JUM aprendan a dominar una herramienta si luego el uso que hacen de ella se restringe a hablar, principalmente, de manera escrita y con las limitaciones de inmediatez y de espacio que impone, por ejemplo, el chat de Tuenti?
Desde nuestro punto de vista, abogamos por que, desde todos los niveles educativos, se intente que estos jóvenes vayan más allá de las prácticas más básicas y tomen el camino para convertirse en sabios digitales. En este sentido, coincidimos con la visión de Marc Prensky en su ensayo „Homo Sapiens Digital: Desde los inmigrantes y nativos digitales hasta la sabiduría digital‟: “Hay que saber utilizar como complemento la tecnología, no manipular, si utilizarla creativamente, que significa ayuda para tomar una sabia decisión, que se ve reforzada por la tecnología. Por lo tanto, el sabio digital buscar los casos en que la tecnología mejora su pensamiento y su comprensión. […] Ser Sabio digital implica no sólo mejorar nuestras capacidades naturales con las tecnologías existentes, sino también continuamente identificar áreas adicionales. Investigar y evaluar los aspectos positivos como los negativos de las nuevas herramientas y la forma de lograr el equilibrio que se convierte en herramientas de la sabiduría potenciadoras”.
Promoviendo que los JUM desarrollen su pensamiento crítico y su autonomía personal con estas utilidades, conseguiremos que su interacción en plataformas como Tuenti no se reduzca sólo a conversar „gratuitamente‟ con los amigos, sino también, por qué no, a satisfacer otras necesidades que están presentes en su día a día. Como hicieron Alba y Diana, una red social, merced a la facilidad que plantea para la comunicación y el
intercambio de archivos de diferente naturaleza, puede ser utilizada para abordar trabajos académicos, resolver problemas e impulsar el trabajo colaborativo desde un modelo más social y horizontal. Del mismo modo, el lenguaje del que hacen gala podría estar más diversificado y sacar partido de otras posibilidades que ofrecen las redes sociales y otros gestores y editores de contenidos multimedia (Youtube, Cmaps, Glogster, Ker Poof, etc.) para construir conocimiento. La verdadera revolución, por tanto y centrándonos en el lenguaje, no estaría en el mero hecho de que los JUM se expresaran en Tuenti y otros medios similares, sino más bien en que supieran explotar los diferentes aspectos que reúnen las plataformas virtuales para beneficio personal, académico o social.
En cuanto a otra de las implicaciones de este ciberlenguaje, respaldamos el veredicto aportado por algunas investigadoras como Berlanga o Betancourt que ven en él una nueva variedad lingüística practicada por jóvenes y, en menor medida, por la población adulta que navega en internet. Como ya dijimos anteriormente, el mayor peligro que puede existir de cara a la participación de los JUM en otras esferas de la sociedad es que no sean conscientes de que ese ciberlenguaje no puede extrapolarse a otros ámbitos más formales como el de los escritos académicos, laborales y de otra índole cultural.
Como variedad lingüística más "relajada‟, flexible, entretenida y directa, el ciberlenguaje encuentra pérfecto acomodo en ámbitos como las redes sociales, especialmente cuando éstas son utilizadas, como así nos comentaron nuestras entrevistadas, como ese lugar de reunión y de agrupamiento que antes se hallaba en la calle. Ángel Barbas y César Bernal lo resumen con una sencilla frase: “Su cuenta en la red social es un lugar de referencia para ellos”. Como ocurría entonces, la oralidad, aunque ahora de manera escrita, sigue siendo la nota predominante en espacios como Tuenti, complementada a su vez con la labor simplificadora de los emoticonos o el ingenio de ciertos juegos de caracteres. E igualmente, como hace veinte o treinta años, muchos jóvenes saben que esa forma de expresión sólo es válida en contextos de su vida íntima y/o lúdica. Por tanto, y también remitiéndonos a nuestra experiencia como usuarios de redes sociales, creemos que no se ha de culpabilizar, como hacen algunas figuras de las letras, a los nuevos medios y sus urgencias espacio-temporales del empobrecimiento que está sufriendo el lenguaje. En todo caso, el problema parte de la educación proporcionada a esos jóvenes y de su mayor o menor predisposición a entender y saber diferenciar lo que es escribir a un amigo de lo que se escribe con remite a un profesor o un compañero de trabajo.
De hecho, las dos informantes a las que entrevistamos reconocieron que no habían creado nunca un blog personal, ni habían hecho uso de otras herramientas como marcadores sociales o wikis. También es significativo que su principal ocupación dentro de Tuenti sea hablar a través del chat interno de la plataforma, lo que sin duda nos sugiere que se „conforman‟ con la opción más sencilla de comunicación, en la que básicamente sólo han de escribir e insertar algún emoticono. Curiosamente, y salvando las diferencias entre diferentes carreras universitarias, las conclusiones de nuestra investigación nos hicieron recordar otras que habíamos analizado a lo largo de esta asignatura, como la de un profesor de Periodismo9 que, tras realizar una encuesta entre sus alumnos, observó que la gran mayoría de sus alumnos usaba internet “para bajar música, series o pelis, y para chatear” y que las aplicaciones informáticas más recurrentes eran Emule, Messenger y Word.
A pesar de que la competencia digital forma parte desde hace unos años de los cometidos que ha de cumplir la Educación Secundaria Obligatoria, muestras como las que hemos citado desmitifican, en parte, la creencia de que los JUM saben manejar de forma avanzada las tecnologías por el simple hecho de haber nacido y crecido entre ellas. Que dos estudiantes universitarias como las que hemos entrevistado declaren que no han experimentado nunca con otras herramientas que no sean Tuenti o Facebook nos debe hacer reflexionar sobre la necesidad de emprender un verdadero cambio en la forma de enseñar las nuevas tecnologías dentro de la educación. Por su puesto, es imperativo que las nuevas generaciones sepan controlar las TIC y sus respectivos lenguajes técnicos, pero, en nuestra opinión, creemos que ha de ser incluso más prioritario fomentar una actitud crítica y reflexiva que lleve a los estudiantes a servirse de las potencialidades de cada una de esas aplicaciones y a pasar de escribir simplemente en la red a transformarla desde un enfoque tecnosocial. ¿De qué sirve que los JUM aprendan a dominar una herramienta si luego el uso que hacen de ella se restringe a hablar, principalmente, de manera escrita y con las limitaciones de inmediatez y de espacio que impone, por ejemplo, el chat de Tuenti?
Desde nuestro punto de vista, abogamos por que, desde todos los niveles educativos, se intente que estos jóvenes vayan más allá de las prácticas más básicas y tomen el camino para convertirse en sabios digitales. En este sentido, coincidimos con la visión de Marc Prensky en su ensayo „Homo Sapiens Digital: Desde los inmigrantes y nativos digitales hasta la sabiduría digital‟: “Hay que saber utilizar como complemento la tecnología, no manipular, si utilizarla creativamente, que significa ayuda para tomar una sabia decisión, que se ve reforzada por la tecnología. Por lo tanto, el sabio digital buscar los casos en que la tecnología mejora su pensamiento y su comprensión. […] Ser Sabio digital implica no sólo mejorar nuestras capacidades naturales con las tecnologías existentes, sino también continuamente identificar áreas adicionales. Investigar y evaluar los aspectos positivos como los negativos de las nuevas herramientas y la forma de lograr el equilibrio que se convierte en herramientas de la sabiduría potenciadoras”.
Promoviendo que los JUM desarrollen su pensamiento crítico y su autonomía personal con estas utilidades, conseguiremos que su interacción en plataformas como Tuenti no se reduzca sólo a conversar „gratuitamente‟ con los amigos, sino también, por qué no, a satisfacer otras necesidades que están presentes en su día a día. Como hicieron Alba y Diana, una red social, merced a la facilidad que plantea para la comunicación y el
intercambio de archivos de diferente naturaleza, puede ser utilizada para abordar trabajos académicos, resolver problemas e impulsar el trabajo colaborativo desde un modelo más social y horizontal. Del mismo modo, el lenguaje del que hacen gala podría estar más diversificado y sacar partido de otras posibilidades que ofrecen las redes sociales y otros gestores y editores de contenidos multimedia (Youtube, Cmaps, Glogster, Ker Poof, etc.) para construir conocimiento. La verdadera revolución, por tanto y centrándonos en el lenguaje, no estaría en el mero hecho de que los JUM se expresaran en Tuenti y otros medios similares, sino más bien en que supieran explotar los diferentes aspectos que reúnen las plataformas virtuales para beneficio personal, académico o social.
En cuanto a otra de las implicaciones de este ciberlenguaje, respaldamos el veredicto aportado por algunas investigadoras como Berlanga o Betancourt que ven en él una nueva variedad lingüística practicada por jóvenes y, en menor medida, por la población adulta que navega en internet. Como ya dijimos anteriormente, el mayor peligro que puede existir de cara a la participación de los JUM en otras esferas de la sociedad es que no sean conscientes de que ese ciberlenguaje no puede extrapolarse a otros ámbitos más formales como el de los escritos académicos, laborales y de otra índole cultural.
Como variedad lingüística más "relajada‟, flexible, entretenida y directa, el ciberlenguaje encuentra pérfecto acomodo en ámbitos como las redes sociales, especialmente cuando éstas son utilizadas, como así nos comentaron nuestras entrevistadas, como ese lugar de reunión y de agrupamiento que antes se hallaba en la calle. Ángel Barbas y César Bernal lo resumen con una sencilla frase: “Su cuenta en la red social es un lugar de referencia para ellos”. Como ocurría entonces, la oralidad, aunque ahora de manera escrita, sigue siendo la nota predominante en espacios como Tuenti, complementada a su vez con la labor simplificadora de los emoticonos o el ingenio de ciertos juegos de caracteres. E igualmente, como hace veinte o treinta años, muchos jóvenes saben que esa forma de expresión sólo es válida en contextos de su vida íntima y/o lúdica. Por tanto, y también remitiéndonos a nuestra experiencia como usuarios de redes sociales, creemos que no se ha de culpabilizar, como hacen algunas figuras de las letras, a los nuevos medios y sus urgencias espacio-temporales del empobrecimiento que está sufriendo el lenguaje. En todo caso, el problema parte de la educación proporcionada a esos jóvenes y de su mayor o menor predisposición a entender y saber diferenciar lo que es escribir a un amigo de lo que se escribe con remite a un profesor o un compañero de trabajo.
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Conclusiones generales
Llegados a este punto, y tras exponer e interpretar anteriormente diferentes puntos de vista en relación con el modo de uso y el estilo de vida de los JUM que interactúan en las redes sociales, queremos trazar las conclusiones generales que nos ha dejado esta aproximación exhaustiva, aunque de ninguna manera definitiva, en la comunicación que se establece entre estos jóvenes.
Desde un enfoque mediático, hemos comprobado cómo hoy en día hablar del lenguaje de los JUM a través de la red no se reduce tan sólo a una cuestión de si estos usuarios se expresan o no correctamente de forma escrita. Como ya vimos en otras asignaturas de este Máster, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están posibilitando que un aluvión de medios con sus propias narrativas y lenguajes confluya en un mismo lugar virtual. En ocasiones, como por ejemplo cuando tratamos de compartir un vídeo con nuestros contactos, basta apretar un botón o insertar una línea de código HTML para que, en unos minutos, nuestra palabra escrita se vea enriquecida por un mensaje audiovisual. Sin embargo, tal y como apuntan diversos autores, esto sólo es el principio de una ola de alteraciones comunicativas que están por venir y que quizás nos permita utilizar nuestros cinco sentidos en el proceso de interacción con otras personas.
Ramón Salaverría resume perfectamente este horizonte que afrontamos, desde un prisma comunicativo, en su ensayo „Convergencia de medios‟: “Internet ha supuesto un significativo avance en la integración de códigos comunicativos –o, si se prefiere, en la conformación de un nuevo lenguaje periodístico multimedia– pues a las potencialidades sensoriales que ofrecen los tres medios tradicionales ha sumado nuevas posibilidades, algunas de ellas todavía en fase experimental, como las referidas al tacto (servicios de transcripción automática al lenguaje Braille para ciegos, sistemas de realidad virtual 3D, etc.) y al olfato (dispositivos para la síntesis digital de aromas, etc.). Ciertamente, la posibilidad de crear mensajes periodísticos multimedia que integren imagen, sonido, sensaciones táctiles y olfativas se presenta hoy día como simple ciencia ficción, pero los desarrollos tecnológicos permiten imaginar un futuro en el que la composición de ese tipo de mensajes será posible”.
De momento, y a la espera de esas innovaciones, lo que sí podemos asegurar es que los cambios acontecidos en la Sociedad de la Información y la Comunicación han precipitado el advenimiento de un ciberlenguaje que, canalizado a través de plataformas como redes sociales, wikis o blogs, se asienta íntegramente –y eso representa mucho más de lo que el ser humano podía hacer hasta ahora- sobre las tres formas de expresión que han sido convencionales en la comunicación mediática; a saber, la palabra escrita, la palabra hablada y la imagen. Pero, además, cuenta, a diferencia del lenguaje de la radio o de la television, con una singularidad que lo hace aún más especial e imprescindible para nuestra capacidad de realización y de socialización. Ésta no es otra que la interacción a la que está sometido gracias a la arquitectura interna de las nuevas herramientas de la web social.
Según Gonzalo Castro, la interacción es “la acción social que un sujeto lleva a cabo con otro u otros sujetos y con las expresiones que éstos realizan en diferentes contextos (mediáticos, personales, teóricos, prácticos, etcétera); lo anterior permite un entramado de relaciones sociales. La interacción es comunicativa por sí misma”. De esto se deduce que los jóvenes usuarios de medios no sólo tienen a su disposición aplicaciones que, tal y como anticipaba McLuhan, nos dotan de nuevas extensiones comunicativas convirtiéndonos en algo así como „hombres y mujeres orquesta‟, sino que también pueden hacer uso de ellas de un modo mucho más participativo, liberador y emirec.
Parafraseando al profesor Aparici, podríamos decir que los JUM, al igual que otras personas y colectivos, pueden ser, en sí mismos, potenciales medios de comunicación. Por un lado, y gracias a la convergencia de medios, pueden utilizar, de manera bastante sencilla e intuitiva, todos los instrumentos que, no hace mucho, eran exclusivos de los entes mediáticos. Pensemos, por ejemplo, en lo fácil que es crear una bitácora personal y agregar vídeos, fotos, música y otros contenidos multimedia con los pasos guiados de páginas como Wordpress o Blogger. Y, por otro, estos mismos jóvenes son capaces de actuar como emisores e intervenir activamente en el proceso de comunicación, difundiendo, por su propia cuenta, sus pensamientos, ilusiones o actividades. Aunque muchas veces no sean conscientes de su propia forma de actuar, los integrantes de la llamada Generación Net están acostumbrados a adoptar una actitud prosumidora de producción, de protagonismo en la transmisión de información, y no sólo de consumo de contenidos, tal y como hemos comprobado al visitar el perfil de una de las entrevistadas. En este sentido, las palabras de César Bernal y Ángel Barbas se ratifican: “Los miembros de la Generación Net se caracterizarían también por su grado de colaboración y por su necesidad de control sobre la máquina. […] Los miembros de la Generación Net piden algo más que ser simples receptores de información, para ellos los medios deberían hacer lo que el usuario pida que haga permitiendo asimismo el diálogo con otras personas”.
Desde un enfoque mediático, hemos comprobado cómo hoy en día hablar del lenguaje de los JUM a través de la red no se reduce tan sólo a una cuestión de si estos usuarios se expresan o no correctamente de forma escrita. Como ya vimos en otras asignaturas de este Máster, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están posibilitando que un aluvión de medios con sus propias narrativas y lenguajes confluya en un mismo lugar virtual. En ocasiones, como por ejemplo cuando tratamos de compartir un vídeo con nuestros contactos, basta apretar un botón o insertar una línea de código HTML para que, en unos minutos, nuestra palabra escrita se vea enriquecida por un mensaje audiovisual. Sin embargo, tal y como apuntan diversos autores, esto sólo es el principio de una ola de alteraciones comunicativas que están por venir y que quizás nos permita utilizar nuestros cinco sentidos en el proceso de interacción con otras personas.
Ramón Salaverría resume perfectamente este horizonte que afrontamos, desde un prisma comunicativo, en su ensayo „Convergencia de medios‟: “Internet ha supuesto un significativo avance en la integración de códigos comunicativos –o, si se prefiere, en la conformación de un nuevo lenguaje periodístico multimedia– pues a las potencialidades sensoriales que ofrecen los tres medios tradicionales ha sumado nuevas posibilidades, algunas de ellas todavía en fase experimental, como las referidas al tacto (servicios de transcripción automática al lenguaje Braille para ciegos, sistemas de realidad virtual 3D, etc.) y al olfato (dispositivos para la síntesis digital de aromas, etc.). Ciertamente, la posibilidad de crear mensajes periodísticos multimedia que integren imagen, sonido, sensaciones táctiles y olfativas se presenta hoy día como simple ciencia ficción, pero los desarrollos tecnológicos permiten imaginar un futuro en el que la composición de ese tipo de mensajes será posible”.
De momento, y a la espera de esas innovaciones, lo que sí podemos asegurar es que los cambios acontecidos en la Sociedad de la Información y la Comunicación han precipitado el advenimiento de un ciberlenguaje que, canalizado a través de plataformas como redes sociales, wikis o blogs, se asienta íntegramente –y eso representa mucho más de lo que el ser humano podía hacer hasta ahora- sobre las tres formas de expresión que han sido convencionales en la comunicación mediática; a saber, la palabra escrita, la palabra hablada y la imagen. Pero, además, cuenta, a diferencia del lenguaje de la radio o de la television, con una singularidad que lo hace aún más especial e imprescindible para nuestra capacidad de realización y de socialización. Ésta no es otra que la interacción a la que está sometido gracias a la arquitectura interna de las nuevas herramientas de la web social.
Según Gonzalo Castro, la interacción es “la acción social que un sujeto lleva a cabo con otro u otros sujetos y con las expresiones que éstos realizan en diferentes contextos (mediáticos, personales, teóricos, prácticos, etcétera); lo anterior permite un entramado de relaciones sociales. La interacción es comunicativa por sí misma”. De esto se deduce que los jóvenes usuarios de medios no sólo tienen a su disposición aplicaciones que, tal y como anticipaba McLuhan, nos dotan de nuevas extensiones comunicativas convirtiéndonos en algo así como „hombres y mujeres orquesta‟, sino que también pueden hacer uso de ellas de un modo mucho más participativo, liberador y emirec.
Parafraseando al profesor Aparici, podríamos decir que los JUM, al igual que otras personas y colectivos, pueden ser, en sí mismos, potenciales medios de comunicación. Por un lado, y gracias a la convergencia de medios, pueden utilizar, de manera bastante sencilla e intuitiva, todos los instrumentos que, no hace mucho, eran exclusivos de los entes mediáticos. Pensemos, por ejemplo, en lo fácil que es crear una bitácora personal y agregar vídeos, fotos, música y otros contenidos multimedia con los pasos guiados de páginas como Wordpress o Blogger. Y, por otro, estos mismos jóvenes son capaces de actuar como emisores e intervenir activamente en el proceso de comunicación, difundiendo, por su propia cuenta, sus pensamientos, ilusiones o actividades. Aunque muchas veces no sean conscientes de su propia forma de actuar, los integrantes de la llamada Generación Net están acostumbrados a adoptar una actitud prosumidora de producción, de protagonismo en la transmisión de información, y no sólo de consumo de contenidos, tal y como hemos comprobado al visitar el perfil de una de las entrevistadas. En este sentido, las palabras de César Bernal y Ángel Barbas se ratifican: “Los miembros de la Generación Net se caracterizarían también por su grado de colaboración y por su necesidad de control sobre la máquina. […] Los miembros de la Generación Net piden algo más que ser simples receptores de información, para ellos los medios deberían hacer lo que el usuario pida que haga permitiendo asimismo el diálogo con otras personas”.
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miércoles, 1 de junio de 2011
Conclusiones de las entrevistas a las JUM usuarias de Tuenti (y II)
Prosiguiendo con las entrevistas, también era obligado hablar un poco sobre la cuestión de la privacidad, habida cuenta de que Tuenti presume de estar menos sujeta al escrutinio público que Facebook gracias, entre otros factores, a la accesibilidad restringida o por invitación que existe en esta red. Sobre la sensación de seguridad que transmite la plataforma, una de las personas entrevistadas reconoce que a veces advierte a sus amigos que no suban fotos comprometidas en las que ella aparezca. "Muchas veces salimos de fiesta y estás al día siguiente como en tensión porque no te gusta que suban fotos que salgas mal o de cualquier forma. Es como que tienes que estar pendiente para desetiquetar o quitar cosas...".
Por tanto, a pesar de ese halo de privacidad asociado a Tuenti, parece deducirse que los usuarios no siempre están seguros de los contenidos que vierten sus contactos y, por ello, recurren a fórmulas menos visibles como el chat interno de la plataforma. El hecho de que algunos JUM como los entrevistados sigan apelando a una comunicación sincrónica similar a la que antes existía con programas como MSN Messenger nos indica, además, que no siempre estos jóvenes están lo suficientemente preparados, en términos de sabiduría digital, para afrontar otras formas de comunicación 2.0 más interactivas y explotar sus distintas posibilidades. ¿Por qué pasaron entonces de MSN a Tuenti? Una de ellas da la siguiente versión: "Yo, por mí, hubiese seguido utilizando Messenger porque me parece más cómodo y la conversación se ve más clara que en el Tuentichat, que es un cuadro muy pequeñito y las letras apenas se ven bien. Pero como la mayoría de la gente ha ido dejando Messenger y ha empezado a usar Tuenti, por eso mismo lo he dejado de usar". Interpretamos, por tanto, que el sentimiento de pertenencia a un grupo y la necesidad de adherirse a sus formas de comunicación para seguir dentro de él es uno de los desencadenantes de la elección de Tuenti por parte de algunos jum.
De lo que no hay duda es que, al menos tomando como ejemplo a las dos chicas entrevistadas, los jum se distinguen por su capacidad multitarea. Al mismo tiempo que escriben en el chat de Tuenti, buscan información para trabajos de la universidad o escuchan música de sus cantantes o bandas favoritas.
En cuanto a estilos de vida, una de las facetas que César Bernal nos pidió investigar en nuestros respectivos trabajos, la fase de entrevistas nos demuestra que Tuenti es una herramienta indispensable para el día a día de los JUM. En particular, una de las JUM nos comentó que, sobre todo en épocas de examen, es importante ya que, en su caso, vive lejos de Madrid capital y "la única forma de contacto con mis compañeros es a través de Tuenti, entonces como que me sentiría un poco aislada por no estar en contacto con ellos".
Aquí vemos claramente cómo detrás de la decisión de utilizar esta red social no sólo hay motivos de relaciones humanas o económicos, sino también aspectos que tienen que ver con el buen desarrollo de los estudios, ya que la plataforma es usada para compartir dudas con respecto a una materia, para planificar tareas colectivas o para realizar un seguimiento conjunto, gracias a la colaboración de varios estudiantes implicados, de las actividades y de los contenidos planteados por un determinado profesor. Las entrevistadas también exponen que Tuenti ha sido un gran apoyo para mantener la relación con personas a las que no ven frecuentemente y que, de no ser por las comodidades de una tecnología 'gratuita', estarían algo más alejadas. Y tampoco conviene olvidar que Tuenti viene a servir como lugar de quórum entre las entrevistadas y sus amigos para saber cuándo y dónde van a quedar en la calle. "Si no tienes Tuenti, no te enteras de si han quedado o no", sentencia una de nuestras interlocutoras.
Otro detalle que salió durante la entrevista es que la comunicación por redes sociales como la aludida permite a las jum conocer detalles de otras personas no tan conocidas, lo que nos desvela que en el uso de Tuenti también puede jugar un papel importante la simple curiosidad, es decir, el interés por lo que hacen y por cómo se comportan los demás, algo que, como sabemos, lleva a que muchas conciencias vean programas del corazón o de cotilleos en un medio más tradicional como es la televisión. "Te enteras de si la gente ha viajado o, por sus estados o por sus comentarios, pues sabes muchas cosas de las personas que tienen su perfil abierto a todo el mundo".
En definitiva, como bien dijo nuestro tutor en Generación Net, el uso de Tuenti va más allá de modas o de tecnologías pasajeras; detrás de él hay toda una ramificación de distintas motivaciones interrelacionadas tal y como hemos comprobado.
Por último, las entrevistadas restan importancia al hecho de estar varios días o varias semanas sin utilizar Tuenti, por ejemplo en períodos vacacionales, lo que relativiza en cierta forma la relevancia que tiene la red social para sus quehaceres en determinadas épocas del año. Incluso uno de ellas confiesa que a veces ha pensado en darse de baja de este servicio ya que, durante los exámenes, considera la actividad en esta red social "una pérdida de tiempo" y "muchas veces te metes en Tuenti sin pensar por qué lo estás haciendo".
En resumen, podemos concluir que para ambas jóvenes Tuenti es una herramienta ideal por su gratuidad, porque es una forma de compartir momentos vividos con amigos y sirve igualmente para la organización y el desarrollo de actividades personales (quedar para salir, principalmente) y académicas.
Por tanto, a pesar de ese halo de privacidad asociado a Tuenti, parece deducirse que los usuarios no siempre están seguros de los contenidos que vierten sus contactos y, por ello, recurren a fórmulas menos visibles como el chat interno de la plataforma. El hecho de que algunos JUM como los entrevistados sigan apelando a una comunicación sincrónica similar a la que antes existía con programas como MSN Messenger nos indica, además, que no siempre estos jóvenes están lo suficientemente preparados, en términos de sabiduría digital, para afrontar otras formas de comunicación 2.0 más interactivas y explotar sus distintas posibilidades. ¿Por qué pasaron entonces de MSN a Tuenti? Una de ellas da la siguiente versión: "Yo, por mí, hubiese seguido utilizando Messenger porque me parece más cómodo y la conversación se ve más clara que en el Tuentichat, que es un cuadro muy pequeñito y las letras apenas se ven bien. Pero como la mayoría de la gente ha ido dejando Messenger y ha empezado a usar Tuenti, por eso mismo lo he dejado de usar". Interpretamos, por tanto, que el sentimiento de pertenencia a un grupo y la necesidad de adherirse a sus formas de comunicación para seguir dentro de él es uno de los desencadenantes de la elección de Tuenti por parte de algunos jum.
De lo que no hay duda es que, al menos tomando como ejemplo a las dos chicas entrevistadas, los jum se distinguen por su capacidad multitarea. Al mismo tiempo que escriben en el chat de Tuenti, buscan información para trabajos de la universidad o escuchan música de sus cantantes o bandas favoritas.
En cuanto a estilos de vida, una de las facetas que César Bernal nos pidió investigar en nuestros respectivos trabajos, la fase de entrevistas nos demuestra que Tuenti es una herramienta indispensable para el día a día de los JUM. En particular, una de las JUM nos comentó que, sobre todo en épocas de examen, es importante ya que, en su caso, vive lejos de Madrid capital y "la única forma de contacto con mis compañeros es a través de Tuenti, entonces como que me sentiría un poco aislada por no estar en contacto con ellos".
Aquí vemos claramente cómo detrás de la decisión de utilizar esta red social no sólo hay motivos de relaciones humanas o económicos, sino también aspectos que tienen que ver con el buen desarrollo de los estudios, ya que la plataforma es usada para compartir dudas con respecto a una materia, para planificar tareas colectivas o para realizar un seguimiento conjunto, gracias a la colaboración de varios estudiantes implicados, de las actividades y de los contenidos planteados por un determinado profesor. Las entrevistadas también exponen que Tuenti ha sido un gran apoyo para mantener la relación con personas a las que no ven frecuentemente y que, de no ser por las comodidades de una tecnología 'gratuita', estarían algo más alejadas. Y tampoco conviene olvidar que Tuenti viene a servir como lugar de quórum entre las entrevistadas y sus amigos para saber cuándo y dónde van a quedar en la calle. "Si no tienes Tuenti, no te enteras de si han quedado o no", sentencia una de nuestras interlocutoras.
Otro detalle que salió durante la entrevista es que la comunicación por redes sociales como la aludida permite a las jum conocer detalles de otras personas no tan conocidas, lo que nos desvela que en el uso de Tuenti también puede jugar un papel importante la simple curiosidad, es decir, el interés por lo que hacen y por cómo se comportan los demás, algo que, como sabemos, lleva a que muchas conciencias vean programas del corazón o de cotilleos en un medio más tradicional como es la televisión. "Te enteras de si la gente ha viajado o, por sus estados o por sus comentarios, pues sabes muchas cosas de las personas que tienen su perfil abierto a todo el mundo".
En definitiva, como bien dijo nuestro tutor en Generación Net, el uso de Tuenti va más allá de modas o de tecnologías pasajeras; detrás de él hay toda una ramificación de distintas motivaciones interrelacionadas tal y como hemos comprobado.
Por último, las entrevistadas restan importancia al hecho de estar varios días o varias semanas sin utilizar Tuenti, por ejemplo en períodos vacacionales, lo que relativiza en cierta forma la relevancia que tiene la red social para sus quehaceres en determinadas épocas del año. Incluso uno de ellas confiesa que a veces ha pensado en darse de baja de este servicio ya que, durante los exámenes, considera la actividad en esta red social "una pérdida de tiempo" y "muchas veces te metes en Tuenti sin pensar por qué lo estás haciendo".
En resumen, podemos concluir que para ambas jóvenes Tuenti es una herramienta ideal por su gratuidad, porque es una forma de compartir momentos vividos con amigos y sirve igualmente para la organización y el desarrollo de actividades personales (quedar para salir, principalmente) y académicas.
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Conclusiones de las entrevistas a las JUM usuarias de Tuenti
Tras entrevistar a dos jum usuarias de la red social Tuenti, una de ellas a través del programa de videollamadas Skype y otra pidiéndola que rellenara el cuestionario que hemos indicado en post anteriores, procedo a extraer la información de este proceso de indagación.
En primer lugar, he de indicar que vamos a hacer una recopilación de las principales ideas que se deducen de sendos interrogatorios; en ningún caso pretendemos hacer una transcripción literal de las respuestas sino, más bien, una interpretación de lo que estas jóvenes han contestado a su interlocutor.
Así pues, hemos de aclarar que, cumpliendo con las recomendaciones del profesor César Bernal, hemos realizado las entrevistas a dos personas que pertenecen a la misma red de contactos dentro de la aplicación Tuenti. Además, también es conveniente puntualizar que ambas tienen unas edades (21) y unos estudios similares, ya que se encuentran inmersas en grados de educación superior en la Comunidad de Madrid. También se da la circunstancia de que ambas jóvenes se consideran personalmente como personas trabajadoras, lo que nos puede sugerir que son buenas estudiantes en sus respectivas especialidades.
En cuanto al uso de internet, tanto una como otra cuentan con internet dentro de su propia habitación y dedican no menos de tres o cuatro horas diarias a diferentes actividades dentro de la red de redes. En especial, los usos más aludidos han sido chatear o comunicarse con amigos en redes sociales y escuchar música o ver películas a través de algunas de las páginas que brindan esas posibilidades (por ejemplo, Youtube, www.seriesyonkis.com, Cinetube, etc...). Más allá de estos usos cotidianos, ambas entrevistas nos demuestran que las jum entrevistadas, y posiblemente muchas de sus coetáneas, apenas exploran otras herramientas 2.0 como foros, wikis o blogs, a pesar de que una de ellas reconoce que "alguna vez" ha leído blogs de otras personas. Esta misma jum achaca esta escasa práctica de las herramientas mencionadas al hecho de que no le gusta escribir entradas ni exponer sus pensamientos en público, algo que contrasta con la intensa actividad expresiva de la que hace gala dentro de la red social Tuenti.
Pasando ya al uso de redes sociales, ambas jum declaran ser usuarias de una sola red social, en este caso Tuenti, si bien también disponen de una cuenta en la principal competidora, Facebook. Coinciden en que actualmente apenas utilizan su perfil de Facebook y en que su registro dentro de esta red se debió a causas momentáneas. Una de ellas confiesa, en este sentido, que Facebook le servía para relacionarse con las personas que conoció cuando vivió durante unos meses en el extranjero, pero, una vez que se perdió ese contacto, no vio ninguna utilidad en esa red social; de ahí que haya decaído su uso.
Centrándonos en Tuenti, la plataforma a la que las jum entrevistadas recurren en mayor medida (dedican una media de 1 o 2 horas diarias), las entrevistas comentan que prefieren Tuenti porque la mayoría de las personas que conocen y con las que se relacionan están en Tuenti. Pero una de ellas remarca: "Si estuviesen el resto de mis amigos en Facebook, me daría igual utilizar Facebook o Tuenti".
Profundizando en las razones por las que decidieron establecerse en Tuenti, ambas estudiantes argumentan que lo utilizan principalmente para hablar con sus amistades y también para desarrollar trabajos de la universidad. En concreto, una de ellas detalla que le sirve para hablar con gente de su universidad de algunas materias o para organizarse de cara a la realización de trabajos (creando eventos para desarrollar algún trabajo con sus compañeros, comentando cómo van a repartir las tareas o poniendo fotos sobre una reacción química que han de investigar en cooperación). Por otra parte, y aunque esta información emergió más tarde, ambas también aludieron al factor económico, es decir, la posibilidad de ahorrar dinero utilizando Tuenti que es 'gratuito' (ninguna hace referencia a la tarifa de conexión que han de pagar sus padres) en lugar del teléfono móvil, como otro de los argumentos a favor de decantarse por esta herramienta social.
En cuanto a su forma de comunicación dentro de Tuenti, aspecto en el que hemos intentado profundizar a lo largo de esta asignatura, ambas jum reconocen que la vía de expresión que más utilizan es el chat interno. "De hecho, para hablar con mis amigos, es lo que más uso", dice una de ellas. ¿Por qué eligen esta opción en lugar de otras como escribir mensajes en el perfil de otros usuarios o actualizar de forma escrita su estado? Básicamente por la privacidad, ya que ambas manifiestan la sensación de que lo que hacen fuera del chat es público y está más expuesto al escrutinio de todos sus contactos. Una de ellas expone que lo que escribe fuera del chat son "felicitaciones o algún comentario tonto, pero no para contar nada ni para hablar con una persona normal". Así pues, el chat interno sería el equivalente a hablar confidencialmente dentro de la red.
Al margen del chat, las otras grandes actividades dentro de Tuenti serían, en ambos casos, ver, subir y comentar fotos; y por otro lado, unirse a páginas de algún grupo de música o de afinidades compartidas por mucha gente (tipo "Yo ... soy del Real Madrid!" o "Yo tambien calculé: si me duermo ahora, me quedan X horas para dormir"). Más allá de estos usos, las jóvenes usuarias de medios nos revelan cierto desconocimiento o desinterés con respecto a otras posibilidades comunicativas que ofrece la plataforma. Nos comentaron, por ejemplo, que han jugado poco a los juegos internos y que tampoco han subido nunca un vídeo. "No sé subirlos, los tienes que meter en Youtube y no sé cómo hacerlo", justificaba una.
En nuestro cuestionario también incluimos alguna que otra pregunta relacionada con el lenguaje que emplean los jum. Sobre él, las entrevistadas declararon usar ante todo un lenguaje informal propio de las conversaciones que se mantienen con amigos en la vida normal, incluyendo emoticonos, combinaciones de caracteres (tipo XD o :P) y abreviaturas. Usan este lenguaje porque, según ellas, es más rápido y les ayuda a mostrar fácilmente cómo se están sintiendo personalmente cuando interactúan con otras personas de su red. Pese a que ambas intentan expresarse de manera correcta en las redes sociales (parafraseando una conocida sentencia española, "lo rápido no quita lo correcto"), admitieron que en alguna ocasión han dudado, a la hora de hacer exámenes o escribir otra suerte de documentos, de si una palabra se escribe con una vocal/consonante o con otra. Además describieron un comportamiento que nos ayuda a completar el dibujo del lenguaje empleado en las redes sociales: la utilización de frases hechas inspiradas a veces en medios como el cine o la televisión. En nuestro caso, ambas usuarias y a la vez amigas concedieron que recurren frecuentemente a expresiones como "Mucho miedo" o "Pistola cabeza".
En primer lugar, he de indicar que vamos a hacer una recopilación de las principales ideas que se deducen de sendos interrogatorios; en ningún caso pretendemos hacer una transcripción literal de las respuestas sino, más bien, una interpretación de lo que estas jóvenes han contestado a su interlocutor.
Así pues, hemos de aclarar que, cumpliendo con las recomendaciones del profesor César Bernal, hemos realizado las entrevistas a dos personas que pertenecen a la misma red de contactos dentro de la aplicación Tuenti. Además, también es conveniente puntualizar que ambas tienen unas edades (21) y unos estudios similares, ya que se encuentran inmersas en grados de educación superior en la Comunidad de Madrid. También se da la circunstancia de que ambas jóvenes se consideran personalmente como personas trabajadoras, lo que nos puede sugerir que son buenas estudiantes en sus respectivas especialidades.
En cuanto al uso de internet, tanto una como otra cuentan con internet dentro de su propia habitación y dedican no menos de tres o cuatro horas diarias a diferentes actividades dentro de la red de redes. En especial, los usos más aludidos han sido chatear o comunicarse con amigos en redes sociales y escuchar música o ver películas a través de algunas de las páginas que brindan esas posibilidades (por ejemplo, Youtube, www.seriesyonkis.com, Cinetube, etc...). Más allá de estos usos cotidianos, ambas entrevistas nos demuestran que las jum entrevistadas, y posiblemente muchas de sus coetáneas, apenas exploran otras herramientas 2.0 como foros, wikis o blogs, a pesar de que una de ellas reconoce que "alguna vez" ha leído blogs de otras personas. Esta misma jum achaca esta escasa práctica de las herramientas mencionadas al hecho de que no le gusta escribir entradas ni exponer sus pensamientos en público, algo que contrasta con la intensa actividad expresiva de la que hace gala dentro de la red social Tuenti.
Pasando ya al uso de redes sociales, ambas jum declaran ser usuarias de una sola red social, en este caso Tuenti, si bien también disponen de una cuenta en la principal competidora, Facebook. Coinciden en que actualmente apenas utilizan su perfil de Facebook y en que su registro dentro de esta red se debió a causas momentáneas. Una de ellas confiesa, en este sentido, que Facebook le servía para relacionarse con las personas que conoció cuando vivió durante unos meses en el extranjero, pero, una vez que se perdió ese contacto, no vio ninguna utilidad en esa red social; de ahí que haya decaído su uso.
Centrándonos en Tuenti, la plataforma a la que las jum entrevistadas recurren en mayor medida (dedican una media de 1 o 2 horas diarias), las entrevistas comentan que prefieren Tuenti porque la mayoría de las personas que conocen y con las que se relacionan están en Tuenti. Pero una de ellas remarca: "Si estuviesen el resto de mis amigos en Facebook, me daría igual utilizar Facebook o Tuenti".
Profundizando en las razones por las que decidieron establecerse en Tuenti, ambas estudiantes argumentan que lo utilizan principalmente para hablar con sus amistades y también para desarrollar trabajos de la universidad. En concreto, una de ellas detalla que le sirve para hablar con gente de su universidad de algunas materias o para organizarse de cara a la realización de trabajos (creando eventos para desarrollar algún trabajo con sus compañeros, comentando cómo van a repartir las tareas o poniendo fotos sobre una reacción química que han de investigar en cooperación). Por otra parte, y aunque esta información emergió más tarde, ambas también aludieron al factor económico, es decir, la posibilidad de ahorrar dinero utilizando Tuenti que es 'gratuito' (ninguna hace referencia a la tarifa de conexión que han de pagar sus padres) en lugar del teléfono móvil, como otro de los argumentos a favor de decantarse por esta herramienta social.
En cuanto a su forma de comunicación dentro de Tuenti, aspecto en el que hemos intentado profundizar a lo largo de esta asignatura, ambas jum reconocen que la vía de expresión que más utilizan es el chat interno. "De hecho, para hablar con mis amigos, es lo que más uso", dice una de ellas. ¿Por qué eligen esta opción en lugar de otras como escribir mensajes en el perfil de otros usuarios o actualizar de forma escrita su estado? Básicamente por la privacidad, ya que ambas manifiestan la sensación de que lo que hacen fuera del chat es público y está más expuesto al escrutinio de todos sus contactos. Una de ellas expone que lo que escribe fuera del chat son "felicitaciones o algún comentario tonto, pero no para contar nada ni para hablar con una persona normal". Así pues, el chat interno sería el equivalente a hablar confidencialmente dentro de la red.
Al margen del chat, las otras grandes actividades dentro de Tuenti serían, en ambos casos, ver, subir y comentar fotos; y por otro lado, unirse a páginas de algún grupo de música o de afinidades compartidas por mucha gente (tipo "Yo ... soy del Real Madrid!" o "Yo tambien calculé: si me duermo ahora, me quedan X horas para dormir"). Más allá de estos usos, las jóvenes usuarias de medios nos revelan cierto desconocimiento o desinterés con respecto a otras posibilidades comunicativas que ofrece la plataforma. Nos comentaron, por ejemplo, que han jugado poco a los juegos internos y que tampoco han subido nunca un vídeo. "No sé subirlos, los tienes que meter en Youtube y no sé cómo hacerlo", justificaba una.
En nuestro cuestionario también incluimos alguna que otra pregunta relacionada con el lenguaje que emplean los jum. Sobre él, las entrevistadas declararon usar ante todo un lenguaje informal propio de las conversaciones que se mantienen con amigos en la vida normal, incluyendo emoticonos, combinaciones de caracteres (tipo XD o :P) y abreviaturas. Usan este lenguaje porque, según ellas, es más rápido y les ayuda a mostrar fácilmente cómo se están sintiendo personalmente cuando interactúan con otras personas de su red. Pese a que ambas intentan expresarse de manera correcta en las redes sociales (parafraseando una conocida sentencia española, "lo rápido no quita lo correcto"), admitieron que en alguna ocasión han dudado, a la hora de hacer exámenes o escribir otra suerte de documentos, de si una palabra se escribe con una vocal/consonante o con otra. Además describieron un comportamiento que nos ayuda a completar el dibujo del lenguaje empleado en las redes sociales: la utilización de frases hechas inspiradas a veces en medios como el cine o la televisión. En nuestro caso, ambas usuarias y a la vez amigas concedieron que recurren frecuentemente a expresiones como "Mucho miedo" o "Pistola cabeza".
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jueves, 26 de mayo de 2011
Otra voz contraria a la deriva en que se ha sumergido el lenguaje
Aunque no trata directamente sobre Tuenti, creo que merece la pena detenerse en el siguiente artículo de Enrique Vila-Matas. A nuestro modo de ver, refleja esa opinión de la que hablamos al comienzo de nuestra exploración por el estado de la cuestión sobre el lenguaje web. Nos referimos al punto de vista de aquellos que dan la voz de alarma sobre el empobrecimiento que están causando las nuevas tecnologías de la comunicación en nuestra manera de expresarnos. El novelista cree firmemente que la condensación de palabras a la que conducen herramientas como Twitter, Facebook o Tuenti está deteriorando y va a deteriorar más nuestra capacidad para transmitir ideas complejas. El literato menciona, por ejemplo, el caso reciente vivido con ocasión de las manifestaciones y acampadas en diversos lugares de nuestro país. En efecto, a Vila-Matas no le falta parte de razón cuando comenta que el lenguaje de nuestros políticos o el de los propios jóvenes vive bajo la amenaza de quedarse en la más ramplona superficialidad, como si todo fuera cuestión de dar titulares y exprimir la información que se trata de compartir para hacerla accesible a otras personas semejantes o a los que nos ven al otro lado del televisor.
Sin embargo, no conviene entrar en generalizaciones y decir que la forma de escribir en Twitter va a convertirnos en esclavos de los 140 caracteres, ya que, como es bien sabido, en plataformas como la mencionada no todo consiste en hacer descripciones de apenas unas líneas. De hecho, nuestra experiencia personal nos dice que el input de lectura dependerá de las personas a las que sigas o tengas entre tus contactos. Pongo un ejemplo autobiográfico: siguiendo a varios profesores y estudiosos de la educación-comunicación en Twitter, tengo la oportunidad de acceder a documentos (que ni mucho menos constan de escasas letras, como parece sugerir el autor referido) como artículos, estudios, tesis doctorales, notas de prensa y un largo etcétera de publicaciones enlazadas que, de otra manera, posiblemente, se hubieran perdido en el pozo que es internet.
Por consiguiente, reconociendo que, como otras supuestas armas de destrucción masiva del lenguaje como pueden ser la tele o la prensa deportiva, los nuevos medios pueden perjudicar nuestra capacidad de comunicación, reiteramos que lo determinante no es tanto la tecnología en sí como la educación que sea proporcionada a las personas que la usan. Por mucho que el contexto social, véase las aplicaciones de la web social, pueda tirar de nosotros hacia un uso indiscriminado del lenguaje comprimido, lo que sentenciará que hagamos un buen o mal uso del lenguaje será más bien que seamos conscientes, por una buena formación, de que el lenguaje se puede adaptar a situaciones muy diferentes y que en cada una de ellas es más oportuna una forma que otra sin perder de vista que el lenguaje, como la mente, hay que regarlo y cultivarlo para que nunca se eche a perder. Os dejo con el artículo extraído de la página de la Fundeu:
http://www.fundeu.es/noticias-articulos-empobrecimiento-6542.html
EMPOBRECIMIENTO
Se ha visto que los tuits son un atentado contra la complejidad del mundo que pretenden leer.
Pocos dudan que Internet sea una revolución tan importante como la que produjo Gutenberg con la imprenta. Sobre el futuro del lenguaje, en cambio, hay más dudas, porque todo indica que este ha empezado a perder parte de su energía y en consecuencia el género humano está volviéndose menos humano. Ese es el peligro real que, entre otros, ya advirtió George Steiner en 1971, cuando habló, largo y tendido, del periodo de cambios profundos que comenzábamos a atravesar y citó unos versos maravillosos de Wallace Stevens sobre el mundo de las hojas. Aquellas páginas de Steiner parecen escritas hoy mismo. Pero lo que sí fue escrito hace unas horas, en plena Spanishrevolution, es este tuit: «No había caído hasta hoy en que estamos en mayo. ¿Es el Mayo del 11 que contaremos a nuestros nietos?».
Supongamos que perdura en la memoria el Mayo español y un día hay que contarlo a los nietos. ¿Cómo se contará? Esa es la cuestión, que diría Hamlet. ¿Se narrará utilizando todos los resortes literarios de la complejidad que tanto pueden ayudar a profundizar en el laberinto de la realidad, o bien con el lenguaje surgido de la taquigrafía del tuit? En la Spanishrevolution se ha visto cómo los tuits son un atentado contra la complejidad del mundo que pretenden leer. Tal vez tanta simpleza esté relacionada con el hecho de que la biblia de los rebeldes hispanos sea ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, un librito de menos de 30 páginas (desde luego un tomito óptimo para un país de lectores perezosos), cuyo propio autor, hombre honesto, viene rogando a sus gandules seguidores que acudan a libros mucho más consistentes y elaborados que el suyo, libros como La voie (La vía), de Edgar Morin, o el ensayo de Susan George, Sus crisis, nuestras soluciones.
El problema de fondo ya estaba hace 40 años cuando Steiner advirtió de que se iban a modificar las formas de comunicación y que era preciso tener bien claro lo que estaba en juego, pues lo mejor del hombre se había relacionado con el milagro del lenguaje, y hasta entonces la humanidad y ese milagro habían sido indivisibles. Antes del hombre, venía a decir Steiner, solo existía un caótico mundo orgánico y animal, poblado de mensajes no humanos. Todo esto lo decía en 1971, poco después del famoso Mayo francés y en pleno ascenso de la generación de los baby-boomers, la generación de Tony Judt, nacido en 1948, muy crítico con ese Mayo francés que jugó tan infantilmente a hacer la revolución. En El refugio de la memoria -libro verdaderamente memorable- nos advierte Judt de que cuando las palabras pierden su integridad, también lo hacen las ideas que expresan. Muy duro con Facebook y Twitter -mundos en los que cree registrar que la concisa alusión sustituye siempre a la exposición-, cree Judt que Internet fue una oportunidad para la comunicación sin límites, pero el sesgo cada vez más comercial del medio ha traído consigo su empobrecimiento: «En la generación de mis hijos, la taquigrafía comunicativa propiciada por su hardware ha comenzado a calar en la comunicación misma: la gente habla como en los mensajes».
El empobrecimiento ya está aquí. Lo registramos en la economía, por supuesto, pero también en el lenguaje raquítico de los políticos y también en el habla tuitera, incapaz en muchos casos de pasar de la lectura de 30 páginas al año. Se está demoliendo el antaño asombroso poder de las palabras para analizar el mundo. Y, como dice Judt, más que padecer la aparición de la «neolengua», nos amenaza el auge de la «no-lengua».
Imposible no recordar a Wallace Stevens cuando escucha, un día invernal, las señales premonitorias de la catástrofe. Capta que ha desaparecido el hálito de héroes sin aliento, e incluso todo murmullo humano, y oye solo un susurro de hojas que no se trascienden a sí mismas, hojas carentes de imaginación, sin significar más de lo que son al encontrarse con el aire, en la cosa misma. «Hasta que finalmente el susurro no le interesa a nadie», concluye.
Publicado 24/05/2011 Enrique Vila-Matas
www.enriquevilamatas.com
Sin embargo, no conviene entrar en generalizaciones y decir que la forma de escribir en Twitter va a convertirnos en esclavos de los 140 caracteres, ya que, como es bien sabido, en plataformas como la mencionada no todo consiste en hacer descripciones de apenas unas líneas. De hecho, nuestra experiencia personal nos dice que el input de lectura dependerá de las personas a las que sigas o tengas entre tus contactos. Pongo un ejemplo autobiográfico: siguiendo a varios profesores y estudiosos de la educación-comunicación en Twitter, tengo la oportunidad de acceder a documentos (que ni mucho menos constan de escasas letras, como parece sugerir el autor referido) como artículos, estudios, tesis doctorales, notas de prensa y un largo etcétera de publicaciones enlazadas que, de otra manera, posiblemente, se hubieran perdido en el pozo que es internet.
Por consiguiente, reconociendo que, como otras supuestas armas de destrucción masiva del lenguaje como pueden ser la tele o la prensa deportiva, los nuevos medios pueden perjudicar nuestra capacidad de comunicación, reiteramos que lo determinante no es tanto la tecnología en sí como la educación que sea proporcionada a las personas que la usan. Por mucho que el contexto social, véase las aplicaciones de la web social, pueda tirar de nosotros hacia un uso indiscriminado del lenguaje comprimido, lo que sentenciará que hagamos un buen o mal uso del lenguaje será más bien que seamos conscientes, por una buena formación, de que el lenguaje se puede adaptar a situaciones muy diferentes y que en cada una de ellas es más oportuna una forma que otra sin perder de vista que el lenguaje, como la mente, hay que regarlo y cultivarlo para que nunca se eche a perder. Os dejo con el artículo extraído de la página de la Fundeu:
http://www.fundeu.es/noticias-articulos-empobrecimiento-6542.html
EMPOBRECIMIENTO
Se ha visto que los tuits son un atentado contra la complejidad del mundo que pretenden leer.
Pocos dudan que Internet sea una revolución tan importante como la que produjo Gutenberg con la imprenta. Sobre el futuro del lenguaje, en cambio, hay más dudas, porque todo indica que este ha empezado a perder parte de su energía y en consecuencia el género humano está volviéndose menos humano. Ese es el peligro real que, entre otros, ya advirtió George Steiner en 1971, cuando habló, largo y tendido, del periodo de cambios profundos que comenzábamos a atravesar y citó unos versos maravillosos de Wallace Stevens sobre el mundo de las hojas. Aquellas páginas de Steiner parecen escritas hoy mismo. Pero lo que sí fue escrito hace unas horas, en plena Spanishrevolution, es este tuit: «No había caído hasta hoy en que estamos en mayo. ¿Es el Mayo del 11 que contaremos a nuestros nietos?».
Supongamos que perdura en la memoria el Mayo español y un día hay que contarlo a los nietos. ¿Cómo se contará? Esa es la cuestión, que diría Hamlet. ¿Se narrará utilizando todos los resortes literarios de la complejidad que tanto pueden ayudar a profundizar en el laberinto de la realidad, o bien con el lenguaje surgido de la taquigrafía del tuit? En la Spanishrevolution se ha visto cómo los tuits son un atentado contra la complejidad del mundo que pretenden leer. Tal vez tanta simpleza esté relacionada con el hecho de que la biblia de los rebeldes hispanos sea ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, un librito de menos de 30 páginas (desde luego un tomito óptimo para un país de lectores perezosos), cuyo propio autor, hombre honesto, viene rogando a sus gandules seguidores que acudan a libros mucho más consistentes y elaborados que el suyo, libros como La voie (La vía), de Edgar Morin, o el ensayo de Susan George, Sus crisis, nuestras soluciones.
El problema de fondo ya estaba hace 40 años cuando Steiner advirtió de que se iban a modificar las formas de comunicación y que era preciso tener bien claro lo que estaba en juego, pues lo mejor del hombre se había relacionado con el milagro del lenguaje, y hasta entonces la humanidad y ese milagro habían sido indivisibles. Antes del hombre, venía a decir Steiner, solo existía un caótico mundo orgánico y animal, poblado de mensajes no humanos. Todo esto lo decía en 1971, poco después del famoso Mayo francés y en pleno ascenso de la generación de los baby-boomers, la generación de Tony Judt, nacido en 1948, muy crítico con ese Mayo francés que jugó tan infantilmente a hacer la revolución. En El refugio de la memoria -libro verdaderamente memorable- nos advierte Judt de que cuando las palabras pierden su integridad, también lo hacen las ideas que expresan. Muy duro con Facebook y Twitter -mundos en los que cree registrar que la concisa alusión sustituye siempre a la exposición-, cree Judt que Internet fue una oportunidad para la comunicación sin límites, pero el sesgo cada vez más comercial del medio ha traído consigo su empobrecimiento: «En la generación de mis hijos, la taquigrafía comunicativa propiciada por su hardware ha comenzado a calar en la comunicación misma: la gente habla como en los mensajes».
El empobrecimiento ya está aquí. Lo registramos en la economía, por supuesto, pero también en el lenguaje raquítico de los políticos y también en el habla tuitera, incapaz en muchos casos de pasar de la lectura de 30 páginas al año. Se está demoliendo el antaño asombroso poder de las palabras para analizar el mundo. Y, como dice Judt, más que padecer la aparición de la «neolengua», nos amenaza el auge de la «no-lengua».
Imposible no recordar a Wallace Stevens cuando escucha, un día invernal, las señales premonitorias de la catástrofe. Capta que ha desaparecido el hálito de héroes sin aliento, e incluso todo murmullo humano, y oye solo un susurro de hojas que no se trascienden a sí mismas, hojas carentes de imaginación, sin significar más de lo que son al encontrarse con el aire, en la cosa misma. «Hasta que finalmente el susurro no le interesa a nadie», concluye.
Publicado 24/05/2011 Enrique Vila-Matas
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