domingo, 8 de mayo de 2011

Conclusiones de un Seminario Internacional

Prosiguiendo con mi labor de aproximación a la temática del lenguaje de los JUM en las redes sociales, he encontrado un documento que me puede servir de guía a la hora de analizar las formas de expresión de los jóvenes en internet.


Hace un par de años, se celebró en el monasterio de Yuso (La Rioja) un Seminario Internacional que llevaba el más que sugerente título de 'El español de los jóvenes'. Durante varios días, investigadores y profesionales de distintos ámbitos relacionados con la práctica de nuestro idioma se reunieron para debatir y profundizar en los usos que las nuevas generaciones hacen del lenguaje. Dado que está directamente vinculado con lo que pretendemos examinar, creo que puede ser interesante acercarnos a algunas de las conclusiones de esta reunión de alto nivel. Sólo me centraré, por cuestiones de espacio, en aquellas valoraciones que tengan en cuenta las manifestaciones digitales. Además, añadiré, en la medida de lo posible, algunas ideas al hilo de cada conclusión. Estas son, en mi opinión, las más valiosas para nuestro estudio:

*El lenguaje de los adolescentes está directamente relacionado con las nuevas tecnologías de la comunicación —chats, SMS, correos electrónicos…—, que les ofrecen un contacto permanente con sus iguales, y con otras formas de expresión como la ropa, la música o la publicidad.

Este es el punto de partida de nuestra aproximación. La comunicación de los jóvenes actualmente no se entiende sin las interacciones que se producen en internet y, especialmente, en las redes sociales. De hecho, según los datos del estudio 'Adolescentes y jóvenes en la red: Factores de oportunidad', la mayoría de los jóvenes y adolescentes encuestados asegura usar internet para las relaciones sociales; lo que nos permite colegir que el lenguaje de los JUM se verá influenciado, además de factores como la influencia de la televisión o de las particularidades del grupo social en que se inscriben, por las propias posibilidades comunicativas que ofrezcan las plataformas virtuales donde interactúan.

*La deficiencia de la información lingüístico-auditiva de los SMS y de los chats conlleva la innovación tipográfica que dota al texto de una fuerte carga de oralidad que es un buen sustituto de la voz. Se trata de estrategias conversacionales que se corresponden con la actividad retórica del que habla: intensificadores, creaciones léxicas, onomatopeyas, interjecciones, fórmulas para emitir la comunicación no verbal… que funcionan en el discurso potenciando la expresividad de la conversación al tiempo que es lúdico.

Hasta ahora, un buen número de redes sociales sigue basándose en el lenguaje escrito como forma prioritaria de comunicación entre los usuarios jóvenes. Algo que se puede achacar al hecho de que aún no se ha desarrollado un lenguaje propio en internet y éste sigue estando sujeto, en parte, a la herencia lineal de otras formas de expresión anteriores como el texto o la fotografía. Sin embargo, aunque el texto es imprescindible para la comunicación entre los jóvenes en la red, cada vez observamos cómo los JUM sacan partido de las opciones multimedia que brindan redes sociales como Facebook o Tuiter. Por tanto, podemos adelantar, sin negar la realidad de que el lenguaje de los JUM tiene una gran carga de oralidad, que poco a poco su discurso se desintegra en diversas formas expresivas, ya sean fotos, vídeos, enlaces, grabaciones sonoras, etc...

*En estas conversaciones funciona la «economía lingüística», que consiste en acortar las palabras incluso en los casos en que no es necesario por haber espacio suficiente.
No sólo las nuevas tecnologías son soporte de esta jerga juvenil, sino que además de
estas conversaciones virtuales en las que aflora nuestro lenguaje particular, los jóvenes, y no tan jóvenes, se valen de ellas para lanzar mensajes, frases ingeniosas y filosofías de vida mediante lo que se conoce como «mensajería textil».

No podemos pasar por alto que el lenguaje de los JUM se ve condicionado por la propia inmediatez que impone la tecnología gracias, sobre todo, a las posibilidades de simultaneidad en la comunicación interpersonal. Son célebres, por ejemplo, los 140 caracteres de Twitter o, si nos vamos a los servicios de mensajería instantánea, podemos apreciar cómo la 'filosofía' de la comunicación es muy semejante a la que podría existir en una interacción verbal entre amigos en la calle. Por tanto, los jóvenes prefieren escribir textos espontáneos, escuetos y veloces. A veces, ayudados por las abreviaturas y otras alteraciones que aplican al lenguaje, los JUM consiguen expresarse de manera escrita casi a la misma velocidad a la que hablan.

*Los nuevos soportes de comunicación escrita entre los jóvenes —las bitácoras o blogs, los chats de Internet y los mensajes SMS de los teléfonos móviles, entre los más destacados— propician el desarrollo de una escritura propia del lenguaje juvenil (cuyas características principales son, además de las propias de esta jerga, las abreviaturas, la pérdida de las vocales, la falta de puntuación y acentuación…) que se fortalece frente a la escritura canónica.
El problema surge, como ya se ha dicho, cuando los jóvenes emplean este lenguaje fuera
de las nuevas tecnologías y de la comunicación entre iguales y se debe en gran parte a
una falta de registros que deberían haber adquirido a lo largo de su formación. Son estas interferencias las que hay que evitar ya que podrían contribuir a que la lengua que aprendan las siguientes generaciones hispanohablantes sea cada vez más pobre.

Como se comenta en esta conclusión, muchas veces los JUM trasladan el lenguaje que usan en la red a sus diferentes contextos de su vida offline, lo que provoca que, en cierta manera, se deteriore su capacidad comunicativa y su competencia para adaptar sus discursos a una amplia variedad de situaciones. Muchos profesores, por ejemplo, se quejan de que algunos alumnos cometen errores en los que se percibe claramente la mano de internet, como escribir 'q' en vez de 'que' o usar minúsculas al comienzo de las oraciones. Por tanto, conviene que, desde dos ámbitos separados pero interdependientes como la escuela y la familia, se trabaje en la divulgación de los diferentes registros que tiene nuestra lengua.

*Para algunos, el lenguaje juvenil en sí sería intrínsicamente enriquecedor pues se trataría de un nuevo código de comunicación reservado para ciertas situaciones comunicativas. En este caso no constituye un mal que haya que atajar sino un
bien que debe fomentarse y hacerse conocer entre los no tan jóvenes, si no para su empleo, sí para su comprensión. No obstante, para otros investigadores, el lenguaje juvenil es pobre e incorrecto y exponen que las causas no solo hay que buscarlas en las nuevas tecnologías, chats o SMS, sino también en el nuevo sistema educativo, en el que se han reducido las horas de lengua y literatura y permite a los estudiantes
pasar de curso pese a que suspendan asignaturas.

Volvemos de nuevo a las dos líneas de pensamiento que apuntamos en el post anterior, aunque, como se puede comprobar, el veredicto de los detractores del ciberlenguaje empleado por los jóvenes también achaca el problema a otros posibles culpables de la situación. En todo caso, lo que es innegable es que no todo el lenguaje observado en las redes sociales es incorrecto sino simplemente 'diferente'. Como sabemos, y por mucho que nos pese, poco a poco la comunicación humana se va decantando por lo audiovisual habida cuenta del gran poder sintetizador y emocional que tiene la imagen. Esa tendencia origina, consecuentemente, que intentemos expresar mucho con pocas palabras o con una sola imagen o con varios formatos audiovisuales ilustrativos o con enlaces a otras fuentes icónicas. Sin embargo, y a pesar de que el lenguaje escrito tiene que competir con muchos adversarios, no es menos cierto que éste puede ser enriquecido, renovado o ampliado por esos otros formatos expresivos. En este sentido, nuestras primeras incursiones en la narrativa digital nos están demostrando que el lenguaje escrito sigue siendo imprescindible incluso en las experniencias más innovadoras, aportando nuevos caminos creativos a la no linealidad e hipertextualidad.

Para terminar, quiero cerrar este post con una conclusión que refleja a la perfección el estado de la cuestión: Los jóvenes revolucionan el lenguaje cuando lo hacen suyo y no es necesario que hagan un uso correcto del idioma, sino un uso propio que les sirva para comunicarse entre ellos. Esto hace que si queremos escribir para ellos tengamos que robarles el lenguaje y aun así es difícil conseguir que nos crean.

Desde Generación Net, nosotros intentaremos al menos tomar prestado ese lenguaje para analizarlo, si es posible, con su ayuda.

Fuente: Revista Donde dice...'El español de los jóvenes' Julio-Septiembre 2008
http://www.fundeu.es/recursos-revista.html

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